domingo, 16 de marzo de 2008

Los sentimientos en un mundo de sensaciones-Por: Eduardo Jorge Ogian

Por: Eduardo Jorge Ogian
Licenciado en Psicología

Los afectos en los humanos suelen ser contagiosos tal como poderosos virus, pero a diferencia de estos últimos, muchas veces los primeros, suelen ser cuestión de elección. Así, un abrazo sentido desde el corazón, lograría cicatrizar heridas emocionales como el azúcar al cuerpo, permitiría dar esperanza el sentir esperanza, podría llenar de amor si también nos animamos a recibirlo.

Pero últimamente, parece que la búsqueda denodada de la satisfacción de las sensaciones, tiran a un costado esta sabiduría… que el amor es la base de nuestra salud.

Sistemáticamente hemos sido endulzados con voces de sirenas que la felicidad la lograbas instantáneamente comprándola en el mercado, cuando la misma es simple y gratis. Está bien, no han sido fáciles estas últimas épocas, porque el tiempo no alcanza, el dinero no rinde, etc…pero también darle lugar en nuestra vida a los sentimientos es una de las mejores inversiones.

Hemos llegado a no poder encontrarnos con ese amigo del alma que siempre está de alguna manera presente, hemos desestimado a la tristeza como el aglutinante y vínculo de los sentimientos entre dos personas, solo hay lugar para la alegría con euforia sin consistencia, hasta no importa a veces como debemos conseguirla y sin importar los medios ni las formas… cuando el amor es simple y profundo, no requiere de sustento glamoroso ni elementos superficiales. Así también, una lágrima puede ser el principio de un encuentro feliz.

Acostumbrados a caminar en la superficie sólo nos acaba por producir vacío y sin sentido, un hueco en medio del pecho lleno de angustia y desolación… cuando el amor es como el buceo, nos permite conocer nuevos mundos a partir de profundizar en lo que podemos ver cotidianamente.

Sentados, sobreviviendo, esperando pasivamente, solo nos depara encontrarnos con las manos vacías y transformar en un infierno de malestar los 5 últimos minutos letales, cuando el amor es satisfacción directa, es compromiso activo y libertad, es perder peso sin dietas ni tratamiento con “pastillas ideales”, porque el amor nos da alas sin beber o consumir nada. El amor es real produciendo efectos que aunque a veces duelan, no son nocivos.

Egoístas y avaros nada les alcanza, ni una buena estratagema, ni haciendo oposición y ganar, ni tener los bolsillos llenos, ni sentirse poderosos, solo el amor a través de la solidaridad, la comunicación, la comunión y las buenas intenciones, conjugadas con la humildad, disuelve la soledad que uno a veces siente en el corazón, nos sorprende con el amor del otro que a su vez, nos contagia en un círculo sin fin que nos retroalimenta y nos potencia, nos hace ricos, y nos llena de esperanza.

Está bien, el jugarnos con nuestros sentimientos a veces duele, pero al menos es bueno y preferible intentarlo, que arrepentirnos pensado en cómo habría sido.

También sabemos que tener esperanza muchas veces nos produce frustración, pero es preferible que sobrevivir hueco, sin deseos, ni espontaneidad, ni creatividad.

Por otro lado, el dolor por amar suele ser algunas veces insoportable, pero es el camino para aprender y crecer, nos permite contrastar lo bueno de lo malo, “lo sucio de lo limpio” y cuando aprendemos a superarlo, es como haber atravesado un río correntoso, llenándonos de gloria y satisfacción.


y… elegimos, Estar con las manos atadas en una búsqueda infinita de la felicidad en las sensaciones, en una entrega total a la gloria del Ego, como si fuese buscar un anillo en el desierto, ó a los sentimientos, que con una mirada, un abrazo, una palabra, un beso, toca el corazón y lo acaricia, robando una sonrisa de placer. Uno debe elegir, en definitiva, la vida se trata de eso.